LO POSITIVO Y LO NEGATIVO DEL REMORDIMIENTO de James A. Long








Pregunta — He estado leyendo mucho últimamente, y en un libro, Cartas Que Me han Ayudado, por W. Q. Judge, me encontré con la siguiente afirmación: "No se arrepienta de nada." Francamente, eso me puso a pensar, porque siempre había creído que en el momento en que uno se daba cuenta de que había hecho algo malo, uno debía arrepentirse sinceramente y tratar de mejorar. ¿Qué debemos hacer para disuadir a una persona de actuar mal, si nunca se arrepiente?

Comentario — Su confusión puede venir de aislar las palabras "No se arrepienta de nada," de los pensamientos que le circundan. Hacer esto es algo muy arriesgado, porque muchas veces deforma el significado original. La esencia del pensamiento detrás de la frase es probablemente ésta: No gaste tiempo y energía preciosos en el remordimiento inútil y vano.

Pregunta — Bien, eso lo entiendo. Pero la declaración era sencillamente "no se arrepienta de nada" y eso me inquietaba. Estaba pensando en los pequeños acontecimientos de la vida diaria. Si yo ofendiera a alguien descuidadamente, y más tarde me diera cuenta de ello, me arrepentiría, e inmediatamente mi impulso sería el de "disculparme por mi descuido." De algún modo eso ayudaría a restablecer el sentimiento de armonía entre nosotros. Pero si no hemos de arrepentirnos de nada, ¿Cómo le hacemos saber a la otra persona lo que sentimos?

Comentario — No debemos ser demasiado exigentes y literales en la aplicación de este pensamiento. Es obvio que en nuestras relaciones diarias con los demás debemos seguir las reglas naturales de cortesía y conducta. Si ofendemos a otro, o somos descuidados, claro que debemos sentirlo y si tenemos la oportunidad, lo primero que debemos hacer es decírselo y así tratar de rectificar cualquier ruptura de la armonía. Si ignoramos las reglas ordinarias de la decencia y tratamos de justificarnos con este axioma, "No se arrepienta de nada," entonces cometemos un error mucho más grande que el original. ¿Tiene usted el libro consigo? Bueno, permítame leer el párrafo completo:

¡El Pasado! ¿Qué es? Nada. ¡Ha desaparecido! Despídelo. Tú eres el pasado de ti mismo. De tal manera que no te concierne. Sólo te concierne en lo que tú eres ahora. En ti, como ahora existes, descansa todo el pasado. Por lo tanto sigue la máxima hindú: "No te arrepientas de nada; nunca te lamentes; y corta toda duda con la espada del conocimiento espiritual." El remordimiento produce solamente error. No me importa lo que yo fui ni lo que cualquier persona fue. Sólo busco lo que soy en cada momento. Pues como cada momento es y al mismo tiempo no es, debe comprenderse que si pensamos en el pasado, olvidamos el presente, y mientras olvidamos, los momentos se nos escapan, haciendo más pasado. Así pues, no te arrepientas de nada, ni aun de las locuras más grandes de tu vida, pues todas han desaparecido, y tú has de trabajar en el presente, que es el pasado y el futuro al mismo tiempo. Así pues, con aquel conocimiento absoluto de que todas las limitaciones tuyas son ocasionadas por tu karma, del pasado o de esta vida, y con una confianza siempre firme en el Karma, como el único juez, que será bueno o malo, como tú mismo lo hagas; puedes resistir cualquier cosa que ocurra y sentirte sereno, a pesar de los desalientos ocasionales que todos sentimos, pero que siempre la luz de la Verdad disipa.

Permítame tratar de explicar esto desde el punto de vista de la naturaleza del hombre: tan pronto como el alma humana siente remordimiento por alguna transgresión, ese sentimiento se imprime en la conciencia y desde ese momento en adelante, empieza a fortalecerla y a vigorizarla. Así el remordimiento es una etapa necesaria, pero es sólo una etapa. Tal mal acto posiblemente no fue hecho en esta vida, pues el elemento tiempo es el factor de menos importancia. Lo importante es la calidad de nuestro acto, que fue impreso con una certeza indeleble en nuestra alma, y es eso lo que nos advierte ahora, por medio de la voz de la conciencia, cuando propendemos a seguir un curso de pensamiento o de acción que debíamos de haber dejado atrás.

Pregunta — ¿No tenemos que sentir remordimiento para que trabaje nuestra conciencia?

Comentario — De nuevo, no debemos tomar demasiado literalmente cualquier declaración o regla de conducta y de ese modo pasar por alto el espíritu del pensamiento. Si juzgamos todo lo que leemos solamente por las palabras empleadas o las aplicamos fuera de contexto, estamos siendo tan dogmáticos como el ortodoxo más reaccionario. "La letra mata, pero el espíritu vivifica." Naturalmente tenemos que sentir algo, tenemos que experimentar una reacción por el mal acto, ¿de otra manera, cómo aprenderíamos? Una vez que esta reacción está registrada, entonces es el tiempo de aplicar la regla de "no se arrepienta de nada," porque de allí en adelante el remordimiento, la repetición enfadosa con respecto a nuestros errores, el estar pesarosos de nosotros mismos a causa de los errores que hemos cometido, sólo producirá más pesar. Aprendamos la lección; después, sigamos utilizando nuestra energía para fortalecer otros aspectos de nuestra naturaleza e imprimir las actitudes correctas de pensamiento y de sentimiento en nuestra conciencia para que podamos construir en vez de destruir.

Para mejor comprender este concepto del no remordimiento hemos de contemplarlo desde el punto de vista de muchas vidas. En efecto, debemos alargar nuestra perspectiva para que abarque la gama completa de nuestras experiencias desde el período del Paraíso Terrenal en adelante, desde el momento en que llegamos a ser hombres y mujeres individuales, con consciencia de sí mismos y libre albedrío, para escoger qué hacer con nuestro conocimiento recientemente adquirido del Bien y del Mal.

Pregunta — Bien, si usted quiere regresar al tiempo del Paraíso Terrenal, ¿Cuántos miles o millones de años habrá?; ¡yo supongo que hemos hecho toda clase de cosas que no deberíamos haber hecho! ¿Supone usted que sentimos remordimiento allá, hace tantos años?

Comentario — Tan pronto como comprendimos que estábamos haciendo algo malo, ojalá que nuestra conciencia nos atormentara lo suficientemente para hacernos querer cambiar nuestra actuación. Pero probablemente la mayoría de nosotros hemos repetido los mismos errores muchas veces. Sin embargo, esos errores una vez reconocidos, lejos de hacernos retroceder, se hicieron escalones hacia el buen éxito futuro. El acto físico no tiene ni la mitad de la importancia que tiene la calidad de la conciencia que lo motiva. Cámbiese la calidad de nuestro pensar y nuestro sentir, y la calidad de nuestros actos cambiará inevitablemente.

Pregunta — Dado el caso de que se haga algo realmente malo, y a la vez no se dé cuenta uno de cuán serio es, pero más tarde se despierta uno con un choque y se siente terriblemente inconforme. ¿Es posible borrar ese hecho por medio de un arrepentimiento sincero? ¿Existe tal cosa como el de "habernos perdonado nuestros pecados"? quiero decir, si uno está actuando completamente en serio y quiere muchísimo reparar el mal hecho, ¿se puede borrar el error por medio del remordimiento?

Comentario — Una vez hecha una acción, no es posible deshacerla; no importarán nada todas las lágrimas, lamentaciones, arrepentimientos, en el registro de la vida de débitos y créditos. Por mucho que nos despertemos más tarde, no podremos deshacernos de lo pasado. Lo que está hecho, hecho está; y la acción, cualquiera que sea su calidad, tendrá inevitablemente, como el día sigue a la noche, su reacción correspondiente. No hay nada cruel ni arbitrario en esto. Simplemente es que la ley de la Naturaleza es inexorablemente equitativa; vista a la luz del desarrollo del alma, es inmensurablemente compasiva. Pues es por medio de la reacción que desarrollamos, del dolor llegamos a ser fuertes interiormente, y así podemos expresar con más amplitud la calidad de la chispa divina que está en el corazón de cada uno de nosotros.

Así que no hemos de sentirnos descorazonados: el mismo reconocimiento, por muy tarde que venga, producirá en nuestro carácter su mágica transmutación. Cuando llegue el tiempo de enfrentarnos a la reacción de nuestro error, habremos fortalecido tanto las fibras de nuestra naturaleza, que seremos capaces de enfrentar cualesquier efectos que se presenten, con valor y con una perspectiva nueva.

Pregunta — ¿No podemos escapar nunca del "encadenamiento" del Karma? Si yo hago algo malo y ello me remuerde más tarde, ¿retornará el hecho muchas veces, causa y efecto, causa y efecto, con cada nuevo efecto produciendo una causa nueva, encadenándome en su efecto, del cual no puedo nunca escaparme?

Comentario — Esa es una concepción totalmente errónea. Esta "Ley de Compensación," como la denominó Emerson, la ley del equilibrio, no es un círculo despiadado de causa y efecto sin esperanza alguna de librarse uno de la "Rueda de la Existencia," como la llaman los hindúes. En verdad, es parecido a una rueda en que las causas puestas en movimiento han, lo mismo que una rueda gira, de retornar hacia nosotros como efectos. Pero la vida no es un círculo cerrado, el modelo evolutivo es espiral, y en cada giro hay oportunidad de moverse hacia arriba o hacia abajo, en esa espiral.

Una vez que una acción ha causado la reacción correspondiente, una vez que una causa ha manifestado su efecto, esa causa originaria está muerta, cesa de ser, a no ser de que, por una actitud incorrecta en cuanto a su efecto, nosotros le demos nueva vida y la forcemos a hacer una nueva causa para una futura reacción sobre nosotros. Todo depende de cómo enfrentemos los efectos. Eso es lo que muchos no se dan cuenta, porque tienen la idea tan firmemente arraigada de que, puesto que cada causa tiene su efecto, ese mismo efecto ha de tener una vida propia, aparte de la que le damos por nuestras reacciones hacia ella. La tragedia es que muchos de nosotros permitimos que eso suceda porque no tenemos el valor de enfrentar nuestro karma diario, cara a cara, según se presenta. Así, a causa de nuestra propia irresolución nos entrampamos más, dando nueva vida a aquellos efectos que, en verdad, sí engendran futuras causas, las cuales otra vez tendremos que enfrentar como efectos hasta que hayamos aprendido la lección de la experiencia particular. Es nuestra actitud hacia los efectos de nuestro karma lo que engendra nuevas causas para nuevos efectos, nada más.

Así es que nos toca a nosotros evitar el "remordimiento innecesario" y cortar las dudas con respecto a nuestra verdadera fuerza, con la espada del conocimiento espiritual. El pasado ha desaparecido; el presente es; y puesto que el futuro es el fruto de nuestras acciones actuales, lo que hacemos ahora es de la mayor importancia. Podemos ver cuán perjudicial es para el alma el gastar tiempo y energía en el remordimiento vano e infructuoso; pues en vez de alinear nuestras fuerzas al lado del crecimiento, demoramos nuestro progreso, no haciendo bien ni a nosotros ni a los demás. Una vez que está claro el reconocimiento del Mal, y está visto el rumbo debido, entonces démosle la cara al sol y marchemos hacia adelante, al futuro. De esta manera tendremos la fuerza y tal vez un poco de sabiduría con qué hacer frente a los efectos de causas innumerables que hemos puestos en marcha durante el pasado.

Pregunta — Yo supongo que no hemos hecho sólo mal karma. ¿No hemos hecho algún buen karma también?

Comentario — Por supuesto. La existencia continua del hombre a lo largo de las edades es en sí, un testimonio de su divinidad, y de la receptividad de su alma a los impulsos divinos. Pero el Karma no es ni bueno ni malo, es estrictamente impersonal, la obra impersonal de la ley del equilibrio, que se manifiesta como la atracción y la repulsión, como amor y odio, causa y efecto. Tanto el sol como la lluvia, brilla o cae sobre los justos y los pecadores, calentando y alimentando el alma en su ascenso. Enfrentarse a los efectos de nuestro pensar y sentir del pasado, nuestra actuación y resolución, no es por consiguiente ni bueno ni malo; es todo oportunidad, una oportunidad maravillosa para experimentar y crecer.

Pregunta — Todavía pienso en esa frase: no se arrepienta de nada. ¿Usted supone que se nos advierte, no sentir remordimiento, para evitar el peligro de sumergirnos en remordimientos de cosas que nos han sucedido, que llegamos a estar ciegos por la misma causa de nuestra dificultad?

Comentario — Todo tiene dos aspectos; y desde un punto de vista, el hecho de que sintamos remordimiento muestra dónde está nuestra fidelidad; pues si a menos de que nos sintamos responsables con respecto a nuestros errores, es seguro de que no estaríamos en el camino superior. Es el detenerse abajo, en el cieno del pesar, es lo que se nos advierte, pues un arrepentimiento malsano está en oposición al propósito de la Naturaleza. Además, hay una especie de remordimiento que no es nada más que el empeñarse en sentir lástima de las penas de sí mismo, cuando se siente terriblemente incómodo acerca de los errores, lo cual se convierte en una obsesión. Esto es sumamente peligroso, porque tal estado de depresión puede hacerse un hábito y, si no se refrena, puede conducir a una especie de gratificación excesiva para con uno mismo, lo cual es el primer paso para el desequilibrio mental.

Esta es una razón del porqué no debemos perder energía espiritual conservando el remordimiento. Todos estamos expuestos a errar de continuo, equivocarnos en nuestro criterio y aun en los motivos. Pero eso no es nada para alarmarse. Es todo parte de la evolución. ¿Si nunca hubiéramos cometido un error, si nunca hubiéramos tenido que afrontar y dominar la tentación, cuán fuerte seríamos? Cuando hacemos el mal, la Naturaleza reacciona compasivamente y sufrimos de conformidad. "Hasta el oro ha de ser probado por el fuego, así como el corazón ha de ser probado por la pena."

Pregunta — ¿Puedo hacer una pregunta aquí? Es muy sencilla, pero es importante para mí. ¿Cómo aprendemos? Realmente, poner los principios éticos en práctica parece ser muy difícil. ¿Cómo podemos tener la seguridad de que no nos engañamos en pensar que somos espirituales, cuando es muy posible que estemos en verdad muy concentrados en nosotros mismos?

Comentario — Esa es una pregunta muy práctica. La realización espiritual se efectúa tan naturalmente como la noche se convierte en el alba. Es el resultado inevitable del pensamiento recto y la actuación recta, no forzado por métodos inflexibles, contranaturales, sino la consecuencia del cumplimiento fiel de nuestro deber. La clave mágica del verdadero progreso es el vivir, no en uno o dos momentos dramáticos, sino durante todas las veinticuatro horas de cada día. Aprendemos tanto de nuestros buenos éxitos como de nuestros fracasos. Frecuentemente los fracasos resultan ser nuestras mayores bendiciones, porque nos llevan fuera de nuestra complacencia. Por lo tanto no se arrepienta nunca de los fracasos, puesto que ellos infunden la Verdad hondamente en el alma.

Es la acción recíproca de la acción y la reacción, de la obra natural de la ley del equilibrio, de vida en vida, la que nos hace lo que somos hoy. Somos en el presente la totalidad de nuestro pasado, y la parte inmortal nuestra, el elemento reencarnante, está hoy tratando de hacer uso de las mismas circunstancias de nuestras asociaciones y medio ambiente para ayudarnos a aprender las lecciones que nos hacen falta. El tal llamado buen karma es muchas veces mucho más difícil de manejar, aunque parezca extraño decirlo, que el llamado mal karma. Cuando tenemos circunstancias desagradables que confrontar, naturalmente nos probamos a nosotros mismos para ver en qué pudiéramos haber fallado, o en dónde puede nuestro carácter necesitar fortalecimiento; y mientras más penoso es el karma, más vivamente definida será aquella cualidad que necesita corrección. Si la afrontamos con fortaleza e inteligencia, es posible hacer un verdadero progreso. Pero cuando el karma es agradable, con demasiada frecuencia lo damos por hecho y disminuimos la vigilancia, tendiendo a dejar correr nuestras actitudes y anhelos. No es extraño que el Maestro Jesús dijera a sus discípulos: "Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que un hombre rico entrar en el reino de Dios." Y no señalaba solamente las riquezas de esta Tierra; él trataba de advertirnos de la necesidad de tener cuidado por todo el sendero, estrecho y angosto.

Es por eso que estamos aquí en la Tierra, para que con esperanza aprendamos cómo leer los avisos de la escritura no revelada de nuestras experiencias diarias y comprender lo que el Yo Superior está señalándonos para llevar a cabo. A medida de que logremos hacer esto, la Divinidad en el centro de nuestro ser encontrará la oportunidad de florecer más ampliamente en nuestras vidas y compartiremos mejor con nuestros prójimos aquello que hemos legítimamente merecido.



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LAS TRES PREGUNTAS







Érase una vez un emperador. Éste decidió que si podía hallar la respuesta a ciertas preguntas, siempre sabría lo que tendría que hacer, cualquiera que fuera el caso. Éstas eran las tres preguntas:·

¿Cuál es el mejor momento para hacer las cosas?· ¿Quiénes son las personas más importantes?· ¿Qué es lo más importante?

El emperador ofreció una sustanciosa recompensa a quien supiera las respuestas a las tres preguntas. Muchos fueron los que las contestaron, pero ninguno de ellos lo hizo a satisfacción del emperador. Finalmente, éste decidió subir a la cumbre de una montaña para visitar a un anciano ermitaño, pensando que quizás éste conocería las respuestas adecuadas. Cuando el emperador llegó hasta él le formuló las tres preguntas. El ermitaño,que se encontraba en aquel momento cavando en su jardín, le escuchó atentamente,pero no dijo nada y continuó con su tarea.

El emperador miró al anciano y se fijó en que éste parecía muy fatigado. «Dame la azada y yo cavaré mientras tu reposas», le dijo. Y así, el ermitaño descansó mientras el emperador trabajaba. Después de varias horas, el emperador se sintió muy cansado. Dejó la azada en el suelo y dijo: «Si no puedes contestar a mis preguntas, no pasa nada. Simplemente dímelo y me marcharé».

«¿Oís correr a alguien?», le preguntó de repente el ermitaño al emperador, a la vez que señalaba con el dedo hacia la espesura. En efecto, de entre los arbustos salió un hombre dando tumbos y apretándose el estómago con las manos. Cuando el emperador y el ermitaño llegaron hasta él, se desmayó. Le desabrocharon la camisa y vieron que el hombre había sufrido un corte muy profundo. El emperador le limpió la herida y se la vendó con su propia camisa.

Al recuperar la conciencia, el hombre pidió agua. El emperador corrió a buscarla a un riachuelo cercano y le dio un poco. El hombre la bebió agradecido y a continuación cayó dormido. Entre los dos transportaron al hombre hasta la cabaña del ermitaño y le tumbaron sobre la cama de éste. El emperador, que también estaba exhausto, se quedó dormido.

A la mañana siguiente cuando el emperador se despertó se encontró ante sí al hombre herido con la vista clavada en el. «Perdonadme» murmuró el hombre. «¿Perdonarte?», dijo el emperador incorporándose, ya totalmente despierto. «¿Qué has hecho para necesitar mi perdón?» «Vos no me conocéis majestad, pero hasta ahora os consideraba mi peor enemigo. Durante la última guerra matasteis a mi hermano y os apropiasteis de mis tierras». El hombre siguió hablando y explicó que, escondido entre los arbustos, esperaba a que el emperador bajara de la montaña para atacarle, pero entonces uno de los guardias del emperador que esperaba a éste le reconoció como un enemigo y le hirió.

«Conseguí huir, pero si vos no me hubieseis encontrado y ayudado como lo hicisteis, con toda certeza ahora estaría muerto. Yo que planeaba mataros, ¡y resulta que me habéis salvado la vida! Me siento avergonzado y agradecido». El emperador se alegró de conocer la historia de aquel hombre y le devolvió sus tierras. Después de que el hombre se marchase, el emperador miró al ermitaño y dijo: «Ahora debo irme, tengo que viajar hasta donde haga falta para encontrar la respuesta a mis preguntas». El ermitaño se echó a reír y respondió: «Vuestras preguntas ya están contestadas, majestad.» El ermitaño le explicó al emperador que si él no le hubiera ayudado a cavar en su jardín y simplemente se hubiera marchado con prisas para seguir buscando la respuesta a sus preguntas, el hombre al que habían ayudado le habría salido al paso en algún punto del camino de vuelta de la montaña y ahora el emperador estaría muerto.

«El momento más importante para vos fue mientras cavábais en mi jardín. La persona más importante fui yo mismo, la persona con la que vos os encontrábais. Lo más importante fue sencillamente ayudarme», concluyó el ermitaño.«Y después, cuando encontramos al hombre herido que iba montaña arriba, el momento más importante fue cuando le curásteis las heridas, que de otro modo le hubieran causado la muerte, y entonces vos y él nunca hubiérais llegado a haceros amigos.

Y en aquel momento, ese hombre era la persona más importante del mundo, y el objetivo más importante era curarle la herida.» «El momento presente es el único momento que importa», continuó diciendo el ermitaño. «La persona más importante es siempre la persona con la que estás. El objetivo más importante es siempre hacer feliz a la persona que está a tu lado. 

¿Qué puede ser más sencillo o más importante?»

León Tolstói



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POR QUÉ TE AMO TAN PROFUNDAMENTE?






¿Por qué te amo tan profundamente? Porque lo que tú eres, también lo soy yo. Todo lo que eres en el espectro de tu ser, yo soy, pues yo soy el espectro desde el cual contemplas y creas tus ilusiones. El Yo Soy que yo soy, es amor que trasciende la expresión común aquí, ya que no tiene condiciones ni obligaciones. Yo te amo simplemente por lo que eres, porque quien tú eres, cualquiera que sea tu expresión, es el Padre que yo amo tan profundamente.

Ahora, deseo hablarte sobre lo que tú percibes como tus equívocos y fracasos.

Al crear el hombre la noción de lo bueno y lo malo, lo perfecto y lo imperfecto, también ha creado las trampas llamadas culpabilidad y remordimiento que han hecho siempre tan difícil progresar en la vida. Pero yo te digo: cualquier cosa que hayas hecho -a través de la virtud de tus muchas vidas en este plano- nunca ha sido mala, ni tampoco buena. Ha sido simplemente una experiencia de la vida que te ha ayudado a llegar a ser quien eres ahora, y eso es, en verdad, la cosa más preciosa y maravillosa. Porque tú eres en este ahora, lo más grandioso que has sido nunca desde que empezaste este camino extraordinario, ya que tu sabiduría es mayor de lo que nunca ha sido.

Todo lo que tú has hecho, yo también lo hice. Y cada uno de tus errores, yo cometí los mismos. Y todo aquello que has juzgado en ti por carecer de fuerza y virtud, yo también lo juzgué. Pero yo nunca habría conocido la fuerza de mi ser si no hubiera conocido mi debilidad. Nunca habría amado la vida si no la hubiera visto desprenderse de mí. Y nunca habría sido capaz de abrazaros a todos vosotros si no hubiera despreciado la crueldad del hombre.

Cualquier cosa que hayas hecho, por vil o miserable que haya sido, la hiciste simplemente con el fin de crear un aprendizaje para ti mismo. Y a lo largo de ese aprendizaje te has dañado, dolido, entristecido, y te has degradado a ti mismo y, sin embargo, te has elevado por encima de ello, porque aquí estás ahora, dispuesto a conocer y abrazar la belleza que tú eres.

Todo aquello en lo que sientas que has fallado o hecho algo malo, deseo que observes lo siguiente:

Desde el momento de tu nacimiento, tú y tus amados hermanos emprendisteis una gran aventura hacia el entendimiento emocional de todo el pensamiento; pensamiento a pensamiento. Tu alma fue creada para almacenar la emoción de cada pensamiento -cada dimensión de Dios- que aceptaste a través del Dios o espíritu de tu ser. Cada pensamiento que aceptaste y sentiste en tu alma, pero que aún tengas que entender completamente, tu alma te presionará a experimentarlo. ¿Para qué? Para obtener el entendimiento emocional completo de todos los aspectos de ese pensamiento, visto sólo a través de la virtud de la experiencia, que es la virtud llamada vida.

Has sido impulsado a lo largo de la eternidad a evolucionar y a extender la vida hasta la creatividad, y a experimentar cada manifestación de esa creatividad, desde el pensamiento hasta la luz, hasta la materia, hasta la forma y otra vez de vuelta hasta el pensamiento; desde el amor y la alegría, hasta la envidia, el odio y la tristeza, y de nuevo a la alegría. Tu alma te ha impulsado de experiencia en experiencia, de aventura en aventura, para poder realizarse a sí misma con el entendimiento completo de cada forma de pensamiento -cada actitud, cada emoción- para que así puedas conocer y entender la totalidad del pensamiento, que es la totalidad de Dios, la totalidad del Yo.

Tu alma anhela todo aquello que no ha experimentado. Cuando tu alma anhela una experiencia, ello significa que necesita información emocional sobre esa experiencia. Por eso, tu alma creará un sentimiento -llamado deseo- que cautiva la totalidad de tu ser y te impulsa hacia una aventura, una experiencia. Entonces, cuando la experiencia ha terminado y las emociones se calman, has obtenido, gracias a esa experiencia, un tesoro mucho más valioso que todo el oro de este plano, te ha hecho avanzar hasta la sabiduría; lo cual indica que tu alma dice que ya nunca más tendrás que experimentar eso otra vez, pues has adquirido todo el entendimiento de ello. Entonces, tu alma perseguirá otro anhelo, y serás impulsado a hacer otras cosas, porque lo necesitas, lo quieres, porque el fuego dentro de ti te impulsa a experimentar toda la vida.

Ahora, ¿piensas que alguna vez te aventuraste a experimentar algo sabiendo que te haría daño o que ibas a fracasar? No. Siempre te has embarcado en cada aventura con gran curiosidad, interés y placer. Y aunque al principio el resultado era un tanto incierto, la emprendiste simplemente porque nunca lo habías hecho antes. La experiencia era nueva y excitante y querías aprender de ella. Y aunque la aventura pudo causar dolor, eso te ayudó a comprender la emoción llamada «dolor», lo que aumentó tu entendimiento de la vida. Así pues, esa experiencia tuvo un propósito en tu vida. Luego te embarcaste en la siguiente aventura que tu alma te impulsó a experimentar, para vivir otra aventura en la emoción y el entendimiento. Y eso te proporcionó más felicidad y realización en tu alma.

Cada cosa que haces, en el preciso instante en que la estás realizando, sabes en tu alma que la experiencia es buena para ti. Es sólo después de haber experimentado la aventura, y los sentimientos derivados de ella se han transformado en sabiduría, cuando averiguas que quizás lo hubieras podido hacer mejor o de otra forma. Pero nunca habrías sabido que había un mejor camino si no te hubieras embarcado primero en la experiencia y obtenido de ella la joya de la sabiduría. ¿Y debe alguien ser juzgado por eso? No, porque eso se llama inocencia, y también educación.

El fracaso es una realidad sólo para aquellos que creen en él. Pero nadie realmente fracasa en la vida. Jamás. A pesar de cada cosa que hayas hecho, ya sea miserable, despreciable o a escondidas -que realmente no lo es-, sigues vivo, y eso es algo milagroso. Fracasar significaría detenerse, sin embargo, nada puede parar, porque la vida es siempre continua; avanza a cada momento. Por eso, nunca puedes permanecer estancado o retroceder en la vida, ya que cada momento de la expansión continua de la vida siempre trae más y mayor entendimiento.

Tú nunca has fracasado. Siempre has aprendido. ¿Cómo podrías saber lo que es la felicidad si nunca has sido infeliz? ¿Cómo sabes cuál es tu meta sino una vez que la alcanzaste y te diste cuenta de que era un color diferente del que habías imaginado?

Tú nunca has cometido ningún error. Jamás. Nunca has hecho nada malo. De qué te sientes culpable? Todas tus equivocaciones, tus fracasos y tus errores son lo que se llama, apropiadamente, «pasos hacia Dios», paso a paso. Y sólo has llegado a saber todo lo que ahora sabes a través de haber dado todos los pasos.

Nunca te sientas culpable de aprender. Nunca te sientas culpable de saber. Eso se llama iluminación. Debes entender que has hecho lo que necesitabas hacer; todo fue necesario. Y tomaste todas las decisiones acertadas, todas. Tú vivirás mañana y también el bendito día que le seguirá, y todos los siguientes. Y lo que descubrirás en esos días es que sabes más de lo que sabes hoy. Sin embargo, el día de hoy no es un error; te guiará hasta la eternidad.

Tú tienes la opción de crear tu sueño de cualquier manera que elijas.

Pero como quiera que lo crees, para tu propio entendimiento emocional, estás añadiendo algo a la totalidad de la conciencia en todas partes; nunca le quitas, nunca puedes quitarle. Cada aventura que emprendes felizmente añade algo al fervor e intensidad de la vida. Cada pensamiento que abrazas, cada ilusión que experimentas, cada descubrimiento que haces, cada cosa vil y miserable que haces amplía tu entendimiento, que a su vez alimenta y amplía la conciencia de toda la humanidad y expande la mente de Dios.
    
Si piensas que has fracasado en la vida o hecho algo equivocado, disminuyes tu capacidad de percibir tu propia grandeza interna y externa, y tu importancia para la totalidad de la vida. Nunca desees suprimir nada de tu pasado -ni una sola cosa- porque la ficción de todas tus experiencias, sublimes o desgraciadas, ha producido dentro de tu alma las magníficas y hermosas perlas de la sabiduría. Esto quiere decir que ya nunca tienes que volver a soñar esos sueños, ni crear esos juegos, o experimentar esas experiencias, pues ya las has experimentado y sabes lo que se siente, tienes en tu alma su información; se llama sentimientos, el tesoro más auténtico de la vida.

Yo estoy aquí para decirte que se te ama incluso más allá de lo que entiendes que es el amor, pues siempre se te ha visto como un Dios que lucha por entenderse a sí mismo. Y de cada experiencia de todas tus vidas, has adquirido conocimiento, sabiduría; has dado algo al mundo, has añadido algo a la virtud de la vida que se despliega.

Tu vida ha sido un maravilloso espectáculo del fuego que vive dentro de ti. Debería ser contemplada con reverencia, santidad y divinidad. Porque sin importar lo que hagas, siempre eres Dios. Sin importar la máscara que lleves, eres Dios. No importa qué tipo de relación estés experimentando, sigues siendo Dios.

Tú eres merecedor de las aventuras de esta vida, de cada una de ellas. Y más aún, eres merecedor de las espléndidas aventuras que todavía te esperan. Pero nunca te convertirás en el Yo Soy ni entrarás por las puertas de la eternidad hasta que te des cuenta de que todo lo que has hecho, lo has hecho simplemente para adquirir la comprensión del Dios que eres, que se demuestra aquí y ahora por la virtud de todas tus experiencias sobre la plataforma llamada vida.

Así que tú, que llevas un abrumador bagaje de cargas sobre tus espaldas, si eso te hace feliz, que así sea. Pero si has aprendido todo lo que se puede aprender de ellas y estás cansado de ellas, deshazte de ellas. ¿Cómo? Amándolas, abrazándolas y permitiéndoles vivir en tu ser. Cuando hayas hecho eso, no te retendrán nunca más. Y a partir de ahí, la maravilla de la vida puede verse con ojos claros, el amor puede sentirse sin juzgarlo, y la alegría de ser se convierte en el poder del saber interior ilimitado.

Abraza tu vida. Sabe que eres divino y que la fuerza de tu ser está ahí gracias a todo lo que has hecho. Termina con la culpabilidad. Termina con la farsa de la pena por uno mismo. Deja de poner cargas sobre ti mismo. Deja de echarle la culpa a los demás. Toma las riendas. Te pertenece.

Ahora, ¿qué ocurre cuando has abrazado todo lo que has juzgado, amado todo lo que has despreciado, vivido todas tus ilusiones y perseguido todos tus sueños? Puedes mirar a otros que están experimentando estas mismas cosas para su aprendizaje, y puedes entenderlos y sentir compasión por ellos. Entonces, puedes amarlos como el Padre te ama y permitirles la virtud de las experiencias de sus propias vidas. Entonces te conviertes en lo que tú llamas un santo.

¿Cómo crees que llegas a ser un santo? Ciertamente no absteniéndote de la vida, ni escondiéndote en una cueva o un templo quemando incienso, o sentándote en lo alto de una montaña contemplando Dios sabe qué. Te conviertes en santo sólo viviendo la vida -que es el Padre- y experimentándola hasta sus límites, para que la virtud de la sabiduría culmine en una entidad capaz de abrazar la totalidad de la humanidad y amarla.

La única manera de conocer y convertirse en Dios es vivir y abrazar la vida plenamente, experimentar todas las situaciones, sentir todas las emociones, realizar cada acto, sea sublime o miserable, para que tu alma posea la sabiduría de toda la vida dentro de sí.

Nunca sabes lo que sufre el rey hasta que eres un rey. Y el rey nunca conoce la humildad de su sirviente hasta que se convierte en un sirviente. Y la mujer piadosa no conoce la miseria de la concubina hasta que se convierte en ella. Y la concubina no conoce el juicio de la mujer casta hasta que lo es.

Por eso, el camino hacia una vida virtuosa lo abarca todo. Incluye cada personaje, cada situación ilusoria creada dentro de la conciencia del hombre. Por eso, las entidades más nobles y más sabias han vivido cada situación creada por las aventuras de la humanidad. Ellos han sido la prostituta y el sacerdote, el gurú y el granjero, el asesino y la víctima, el conquistador y el conquistado, el padre y el hijo.

Ves, sólo condenas en los demás lo que no puedes aceptar en ti mismo. Si has vivido todas las situaciones y encontrado paz en ellas, entonces es fácil entender a otros y permitirles ser, sin juzgarlos, porque tú has sido ellos, y sabes que si los juzgas a ellos te estás juzgando a ti mismo. Entonces adquieres la virtud de la verdadera compasión, y las profundidades del amor existirán dentro de tu alma. Entonces serás, en verdad, un Cristo, porque entiendes, amas y perdonas a tus amados hermanos en sus limitaciones.

Amar al Padre en su totalidad, ser su totalidad, es amar todo lo que él es.

Y esos amados hermanos a tu alrededor son todo lo que él es. No importa cuál sea su aspecto, ellos son Dios en su realidad así como tú lo eres en la tuya. Y cuando hayas vivido toda su gloria, todas sus luchas, toda su tristeza y toda su alegría, entonces puedes abrazar a Dios visto en toda la gente. Entonces puedes amarlos. Eso no quiere decir que debas predicarles o socorrerlos. Simplemente déjalos ser y permíteles evolucionar de acuerdo con sus propias necesidades y designios. Hay aquellos cuyo destino es ser señores de la guerra, sacerdotes o gente en el mercado, porque eso es lo que necesitan y quieren hacer. ¿Quién eres tú para quitarles eso?

Cada uno en este mundo -ya sea un hambriento, un lisiado, un granjero o un rey- ha elegido su experiencia con el propósito de aprender de ella. Sólo cuando haya aprendido de ella y esté satisfecho con ella, pasará a otra experiencia, que le brindará una comprensión aún mayor de su Yo más profundo.

Cuando te conviertes en un maestro, puedes caminar entre el lodo y las tinieblas de la conciencia limitada y conservar tu totalidad, porque entiendes a las grandes masas y el por qué de su manera de ser, pues una vez tú fuiste así. Les permitirás la libertad de ser limitados -y eso es amor verdadero porque sabes que esa es la única manera como pueden aprender a tener un entendimiento ilimitado y a amarse unos a otros, lo cual es, de hecho, amarse a sí mismos totalmente. Y cuando veas la cara de otro en la muchedumbre -sin importar su color, limpieza o apariencia- mirarás a la entidad y verás a Dios en él, porque si miras lo bastante cerca encontrarás a Dios en cada uno. Entonces amas como el Padre ama; ves lo que él ve, no sólo en ti, sino en todos los demás. Cuando puedes mirar a todos y ver la belleza que son, estás en el camino que asciende de este plano hasta un espacio más amplio donde existen muchas moradas. Pero las puertas están cerradas para aquél que no puede aceptarse plenamente a sí mismo y al Dios que vive en toda la vida a su alrededor.

Cuando sitúes a la gente en el lugar donde pertenecen, en su Dios-fuente, sabiendo que sin importar lo que hagan, están viviendo para el Dios dentro de sí mismos -así como tú vives para el Dios dentro de ti- entonces puedes aprender a amar a toda la gente. Cualquiera que sea su expresión, ahora puedes, por primera vez en tu existencia, amarlos verdaderamente, pues tu amor no está gobernado o restringido por el juicio. Y así es en verdad, como es un Cristo -el hombre que vive como Dios- dentro de su ser.

¿Cuál es tu camino en la vida? Seguir siempre tus sentimientos, escuchar a los sentimientos de tu alma y lanzarte a vivir las aventuras que tu alma te impulse a experimentar. Tu alma, si la escuchas, te dirá lo que necesitas experimentar. Si te sientes aburrido o no tienes deseo de hacer algo, ello significa que ya lo has experimentado, que has adquirido la sabiduría de esa aventura. Pero si quieres hacer algo, esa urgencia dentro de tu alma significa que debes vivir la experiencia y su virtud. Si te abstienes de ella, sólo estás posponiendo la experiencia hasta otro momento y otra existencia.

Vive la verdad de lo que sientas dentro y ama a quien está sintiéndolo. Entiende que el sentimiento debe ser expresado y satisfecho. Cuando quieras hacer algo, sin importar lo que sea, no es sabio ir en contra de ese sentimiento, pues hay una experiencia esperándote y una gran aventura que hará tu vida más dulce. Si escuchas a tus sentimientos, siempre estarás haciendo lo más apropiado para la evolución de tu hermoso ser hacia la sabiduría profunda. Es cuando vas en contra de tus sentimientos cuando sufres la enfermedad, la neurosis y la desesperación.

Sigue a tu corazón, a tus sueños, a tus deseos. Haz lo que tu alma te pida que hagas, no importa lo que sea, y hazlo hasta el final; entonces continuarás con otra aventura. Nunca serás juzgado a menos que aceptes los juicios de aquellos a tu alrededor. Y si aceptas su juicio, es únicamente tu voluntad hacer eso por la experiencia.

Llegará un momento, en esta vida o en las próximas, en el que habrás alcanzado ese punto donde ya no tienes el deseo de hacer esto o aquello, sino simplemente «ser». Nunca más maldecirás o juzgarás a la prostituta, al ladrón, al asesino o al país que está en guerra. Habrás vivido todas esas cosas y sabrás lo que se siente al serlas. Estarás tan completo con las experiencias de este plano, que ya no habrá nada que te arrastre otra vez aquí para experimentar. Entonces partirás hacia nuevas aventuras en planos superiores de existencia.

Cuando contemples lo que te acabo de decir, percibirás y entenderás un valor en ti mismo que es la demostración intencional del Dios poderoso, el fuego y la vida que tú eres. También entenderás que cualquier dirección que tomes en la vida, ese va a ser el camino hacia tu iluminación. Y por cada aventura a lo largo del camino, obtendrás una percepción mayor del misterio que eres. Llegarás a amar lo que eres, a acariciarlo y a pulirlo, hasta que la luz de tu ser pueda competir con la gran Luz del firmamento y la paz de tu ser pueda competir con la medianoche, cuando todo está tranquilo en la Tierra. Nunca más te negarás a ti mismo. Nunca alterarás lo que eres, ni juzgarás lo que eres. Permitirás aquello que has de ser.

Cuando amas lo que eres, puedes decir con gracia, dignidad y poder humilde: «Amo al Padre inmensamente, porque el Padre y yo somos uno. Y amo lo que soy inmensamente, porque el Yo Soy que yo soy es la esencia de todo lo que es». Entonces estás en armonía con el flujo de la vida. Eres un maestro que camina sobre este plano.

Eres el Cristo resucitado, el Cristo que ha despertado. Eres una luz para el mundo. Sin embargo, no podrás convertirte en eso hasta que ames y abraces todo lo que has hecho y te des cuenta de que todo fue por el bien de tu vida, porque ello te ha transformado en la magnífica entidad que eres en este día.

Te he dado una gran enseñanza y lo he hecho de forma grandiosa, pues te libera del karma, del pecado, del juicio y el castigo. Porque el Padre es amor. Y el Padre carece de juicios, no es ni bueno ni malo, positivo o negativo. El Padre es simplemente el Ser que es. Y ese Ser abarca a toda la gente, todos los actos, todos los pensamientos y todas las emociones; todas las cosas. Si el Padre pudiera juzgarte, ciertamente se estaría juzgando a sí mismo, pues tú y él son uno mismo.

Así que el amor de Dios llamado vida, siempre te ha sido dado. A pesar de todas tus experiencias miserables, el sol aún sale y baila en los cielos. Las estaciones aún vienen y van. Las aves silvestres aún vuelan hacia el cielo del norte. Y el pájaro nocturno aún grita en la noche mientras tú cierras los postigos de tu habitación. Es en la continuidad de todas estas cosas donde, si miras, te darás cuenta del perdón y la eternidad que la vida siempre te ha concedido.

Deja esta audiencia con un corazón alegre y lleno de amor, porque tus cargas han dejado de serlo, tu redención es segura. Sabe que Dios te ama y siempre lo ha hecho. Sabe que no eres ni malvado ni bueno. Sabe que no eres ni perfecto ni imperfecto; que simplemente eres. Cuenta con el Padre en tu vida, porque él siempre ha estado ahí. Y cuando contemples el amor piensa en mí... y el viento surgirá de la nada.


Ramtha.



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CIERRA TUS SENTIDOS, VUÉLVETE COMO UNA PIEDRA






Técnica de relajación: Cierra las puertas de los sentidos cuando sientas el sigiloso caminar de una hormiga. Entonces.


Esto parece muy simple, pero no es tan simple. Lo leeré de nuevo: Cierra las puertas de los sentidos cuando sientas el sigiloso caminar de una hormiga Entonces. Esto es sólo un ejemplo; cualquier cosa servirá. Cierra las puertas de los sentidos cuando sientas el sigiloso caminar de una hormiga, y entonces -entonces- sucederá. ¿Qué está diciendo Shiva

Tienes una astilla clavada en el pie: te duele, estás sufriendo. O una hormiga está reptando por tu pierna. Sientes la reptación y de pronto quieres quitártela de encima. ¡Usa cualquier experiencia! Tienes una herida; es dolorosa. Tienes dolor de cabeza, o cualquier dolor en el cuerpo. Cualquier cosa servirá de objeto. Esto es sólo un ejemplo, el sigiloso caminar de una hormiga. Shiva dice: Cierra las puertas de los sentidos cuando sientas el sigiloso caminar de una hormiga. No importa lo que estés sintiendo; cierra todas las puertas de los sentidos.

¿Qué hay que hacer? Cierra los ojos y piensa que estás ciego y no puedes ver. Cierra los oídos y piensa que no puedes oír. Hazlo con los cinco sentidos ciérralos. ¿Cómo los puedes cerrar? Es fácil. Deja de respirar por un solo momento: todos tus sentidos estarán cerrados. Cuando la respiración se ha parado y todos los sentidos están cerrados ¿Dónde está este sigiloso caminar? ¿Dónde está la hormiga? De pronto estás distanciado; lejos.

Un amigo mío, un viejo amigo, muy mayor, se cayó por la escalera, y los médicos le dijeron que no podría salir de la cama durante tres meses, que tendría que descansar durante tres meses. Y era un hombre muy inquieto; le resultaba difícil. Fui a verlo, y me dijo: «Pide por mí y bendíceme para que pueda morir, porque estos tres meses son aún más que la muerte. No puedo estar como una piedra. Y los demás me dicen: "No te muevas."»

Yo le dije: «Ésta es una buena oportunidad. Simplemente cierra los ojos y piensa que eres sólo una piedra, que no te puedes mover. ¿Cómo te vas a poder mover? Eres una piedra: sólo una pie­dra, una estatua. Cierra los ojos. Siente que ahora eres una piedra, una estatua.»
    
Me preguntó que qué pasaría. Le dije: «Pruéba­lo. Estoy aquí sentado y no se puede hacer nada. ¡No se puede hacer nada! Tendrás que estar aquí du­rante tres meses de todos modos, así que pruébalo
    
Él nunca lo habría probado, pero la situación era tan imposible que dijo: «¡De acuerdo! Lo pro­baré porque puede que pase algo. Pero no lo creo», dijo. «No creo que pueda pasar algo simplemente por pensar que soy como una piedra, muerto como una estatua, pero lo probaré.» De modo que lo probó.

Yo tampoco pensaba que fuera a pasar algo, dado el tipo de hombre que era. Pero, a veces, cuando estás en una situación imposible, desespe­rada, empiezan a pasar cosas. Cerró los ojos. Yo esperé, porque pensaba que en cuestión de dos o tres minutos los abriría y diría: «No ha sucedido nada.» Pero no habría los ojos, y pasaron treinta minutos. Yo podía sentir y ver que se había vuelto una estatua. Toda la tensión de su frente desapareció. Su cara había cambiado.

Tenía que marcharme, pero él no abría los ojos. Y estaba absolutamente silencioso, como si estuviera muerto. Su respiración se apaciguó, y como tenía que marcharme, tuve que decirle: «Quiero irme ahora, así que, por favor, abre los ojos y dime qué ha sucedido».
   
Abrió los ojos totalmente cambiado. Y dijo: «Esto es un milagro. ¿Qué me has hecho?»
   
Yo le dije: «No he hecho nada en absoluto.»

Él dijo: «Debes de haber hecho algo, porque esto es un milagro. Cuando empecé a pensar que soy como una piedra, como una estatua, de pronto me invadió la sensación de que, incluso si quería mover las manos, era imposible hacerlo. ¡La de veces que intenté abrir los ojos!, pero eran como piedra, así que no podía abrirlos.»

Dijo: «Incluso llegué a preocuparme por lo que estarías pensando, porque duraba tanto, pero ¿Qué podía hacer? No podía moverme durante es­tos treinta minutos. Y cuando cesó todo movi­miento, de repente el mundo desapareció y yo es­taba solo, en lo profundo de mí, de mí mismo. Entonces el dolor desapareció.»

Era un dolor intenso; no podía dormir por la noche sin un tranquilizante. Pero el dolor desapa­reció. Le pregunté qué sintió cuando el dolor esta­ba desapareciendo.

Él dijo: «Primero empecé a sentir que el dolor estaba en alguna parte distante. Seguía ahí, pero muy lejos, como si le estuviera sucediendo a otra persona. Y luego, poco a poco, poco a poco, como si alguien se estuviera alejando más y más y no pudieras verlo, desapareció. ¡El dolor desapare­ció! Durante al menos diez minutos, no había do­lor. ¿Cómo va a tener dolor un cuerpo de piedra?»

Este sutra dice:

Cierra Las puertas de los senti­dos. Vuélvete como una piedra, cerrado al mundo.

Cuando estás cerrado al mundo, en realidad estás también cerrado a tu propio cuerpo, porque tu cuerpo no forma parte de ti; forma parte del mun­do. Cuando estás cerrado completamente al mundo, estás cerrado también a tu propio cuerpo. Enton­ces, dice Shiva, entonces sucederá.

Así que pruébalo con el cuerpo. Cualquier cosa servirá, no necesitarás que una hormiga ca­mine por ti. De otra forma, pensarás: «Cuando la hormiga camine, meditaré.» Y semejantes hormi­gas tan útiles son difíciles de encontrar, así que cualquier cosa servirá. Estás tumbado en la cama, sientes las sábanas frías: vuélvete como un muer­to. De pronto las sábanas se irán muy, muy lejos, y desaparecerán. Tu cama desaparecerá; tu habita­ción desaparecerá; el mundo entero desaparecerá. Estás cerrado, muerto, como una piedra, como una mónada de Leibnitz, sin ninguna ventana fue­ra: ¡sin ninguna ventana! ¡No te puedes mover!

Y entonces, cuando no te puedes mover, eres arrojado de vuelta a ti mismo, te centras en ti mis­mo. Entonces, por primera vez, puedes mirar des­de tu centro. Y una vez que puedes mirar desde tu centro, no puedes volver a ser el mismo otra vez.


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extraído de los secretos de OSHO Web




LAS SEIS VIRTUDES DEL CORAZÓN









¿Eres capaz de expresar la energía de las seis virtudes del corazón a través de tu ser con total coherencia? ¿Eres auténtico? ¿Eres lo que tú has soñado para ti mismo?

Las seis virtudes del corazón expresadas en unidad y coherencia de tus sentimientos y acciones es capaz de producir resultados asombrosos en el multiuniverso.

La coherencia es vital para llevar adelante cualquier objetivo o meta trascendente para contigo u otros. El arte de ser genuino, auténtico, única expresión de vida que tiene cualidades únicas. El arte de ser tú mismo expresando todo tu potencial de ser.

"La energía fluye dentro de un cuerpo humano que siente libertad y expresa su autenticidad. En un cuerpo humano que tiene vergüenza de sí mismo, con tendencia de ocultar sus verdades, está lleno de contracciones. Este necesita atrapar sus propias emociones y evitar que estás sean conocidas y expuestas. Este cuerpo humano es esclavo de sus propias tensiones y dolores. La energía está estancada."

La interacción energética a través de distintas expresiones es nuestro objetivo.

Simplemente experimentar y cocrear en todos sus sentidos y niveles. La interacción energética o intercambio de energía puede comenzar con el sencillo acto de observar una hoja en un árbol o estrechar la mano de un amigo, o abrazar a tu pareja. También interactúas con el Multiuniverso cuando estás pensando. Cada acto y movimiento que realices es un momento cuántico que está compuesto de cientos de interacciones sensoriales y otras no sensoriales (energéticas).

El Corazón Energético

El corazón energético se compone de seis formas primarias de expresión: Agradecimiento, Compasión, Perdón, Humildad, Entendimiento y Valor. Entrelazados juntos, estos seis comportamientos constituyen "La Esencia del Corazón Energético" y, cuando es expresada en nuestra vida diaria, le hace posible al corazón energético su función como un portal a nuestro ser más íntimo o alma.

Cuando estas virtudes se expresan y se reciben genuinamente, sin las densidades del ego y de la mente, su efecto se multiplica y se sostiene a través de otras formas de vida (humanas u otras).

Similarmente las virtudes del corazón, cuando son coherentes dentro de un individuo o dentro de un grupo de individuos, pueden producir resultados que son extraordinarios y aparentemente sobrenaturales.

Esto requiere que ambos niveles, el tácito y el implícito (la fuente interna) de las virtudes del corazón y sus equivalentes explícitos (acciones/conductas) son coherentes.

"Coherente, en este caso, significa vinculados en lo auténtico y genuino. Entonces, ¿Cómo se ponen estas frecuencias emocionales en coherencia?"

No es suficiente tener un entendimiento abstracto de las virtudes del corazón. Por ejemplo, saber que es esencial expresar apreciación por los dones que te trae la vida es una cosa, expresar esta apreciación es otra, pero entender cómo y cuándo expresar esta apreciación con una autenticidad que está enraizada en las frecuencias del corazón, requiere una conciencia espiritual especial, un afinamiento a las frecuencias más finas del corazón y un compromiso a seguir estos gestos delicados de virtud fielmente.

Hay muchos quienes creen que sus vidas deberían ser más prósperas y abundantes. Que la vida debería desenvolverse acorde a sus necesidades. La facilidad debería ser la personificación de sus fuerzas de vida. Pero ha habido densidades energéticas depositadas en la tierra por incontables generaciones de humanos.

Estas densidades requieren transformación para que el planeta cambie su frecuencia nuclear hacia un estado dimensional más elevado. Cada uno de nosotros encarnados en la tierra, es parte de este proceso de transformación.

Es el estado natural de conciencia desear moverse más allá de las densidades bajas que impiden la expresión libre y natural de las virtudes del corazón, incluso si este proceso debe extenderse a lo largo de cientos o miles de encarnaciones en un instrumento humano.

Es precisamente este proceso natural de transformación lo que la humanidad está co-creando con el planeta. Una vez que esto sea entendido de verdad en la mente y el corazón del individuo, practicar el arte de lo genuino es un imperativo espiritual.

El individuo accede más eficaz y efectivamente a estos campos de inteligencia (virtudes del corazón) a través de la activación de sentimientos genuinos. No es un asunto de mente o razonamiento intelectual. La mente sigue el impulso del corazón en asuntos de virtud y las actitudes allí dentro.

Practicar el Arte de lo genuino atrae magnéticamente estos campos de inteligencia a tu conciencia y luego los expresa en tu conducta y acciones hacia todas las formas de vida que cruzan tu camino en cada momento del tiempo y en cada centímetro del espacio, en lo mejor de tu habilidad.

Esto es practicar el Arte de lo genuino, y cuando esto se hace, tus sentimientos se vuelven más divinamente inspirados, más energéticamente magnéticos, más liberadores para todo. La verdadera esencia de la conducta es no olvidar tu vínculo divino y tus habilidades co-creadoras con la Primera Fuente, a pesar de la enculturación de la sociedad. Pero si te olvidas, la acción esencial es recordar y reconstruir este vínculo, y eso se logra mediante las virtudes del corazón.

1. Apreciación:

A niveles sutiles, esta virtud está focalizada sobre una conciencia específica, que la Primera Fuente rodea a nuestros semejantes como un campo de conciencia y que este campo de conciencia nos unifica.

Si estamos unificados, sigue que operamos como una conciencia colectiva a un nivel más profundo y en este lugar, compartimos un propósito común que es ricamente texturizado, supremamente vital y aún, misterioso, dinámico e incierto.

Esta conciencia, o incluso creencia, cambia nuestro foco de los pequeños detalles de nuestra vida personal hacia una visión de nuestro propósito como especie. En un nivel más práctico, la apreciación se expresa a sí misma en los pequeños gestos de gratitud que soportan la lealtad y unión de las relaciones.

Los niveles más profundos de apreciación hace a las expresiones de nivel relativamente superficiales genuinas porque descienden de frecuencias del alma en vez de motivos del ego o la mente.

2. Humildad:

El alma expresa las frecuencias de amor derivadas de la Primera Fuente. Es su propósito más importante, mientras encarnada dentro del instrumento humano, hacer circular esta delicada, sublime frecuencia de amor hacia el instrumento humano. No es de sorprender que encuentre en el corazón a un colaborador más voluntarioso que la mente.

La humildad es la toma de conciencia de que el corazón, mente y alma se entremezclan en la gracia de la Primera Fuente. Que su propia existencia se apoya a través de la dispensación de amor de la Primera Fuente tan certeramente como un árbol es sostenido por la luz solar.

En los materiales religiosos, psicológicos y filosóficos de nuestro planeta, hay gran consideración dada a la mente. Así como piense el hombre, será. A nivel más granular, mucha gente cree que lo que piensa causa sus sentimientos, los que a cambio crean su racha vibratoria y esta racha vibratoria atrae sus experiencias de vida.

Así, aplicando esta lógica, la forma de atraer buenas cosas en nuestra vida es pensar correctamente, a fin de no atraer dificultades o el mal. La humildad entiende que el ser que te representa, tu identidad más completa, no está constituida como una cadena de reacción de la mente. Más bien, es la presencia del amor encarnado en forma humana y este amor se expresa a sí mismo en las virtudes del corazón, el intelecto puro de la mente contemplativa y los fines co-creativos del corazón, mente y alma.

La humildad es la expresión de esta frecuencia de amor sabiendo que deriva de lo que ya existe en una dimensión más elevada, y en esta dimensión el amor no es una cosa de pesadez sentimental y emocional. Es una fuerza liberadora que actúa acorde al arquetipo de la Primera Fuente: Todo es Uno. Todo es Igual. Todo es Divino. Todo es Inmortal.

3. Valor:

Mientras que valor se usa generalmente en el contexto de una guerra o un campo de batalla, está, como un elemento de amor, vinculado con el acto de decir la verdad con poder, especialmente se comete una injusticia.

Es común en el orden social de hoy, pretender ignorancia sobre las injusticias de nuestro mundo.

La auto-absorción en el propio mundo es una amenaza clave que socava la expresión del valor, y el miedo a las consecuencias es la otra. Los individuos que temen a las consecuencias al señalar una injusticia, no comprenden la fuerza co-creativa de la Primera Fuente.

Cuando operas como un co-creador, estás siempre vigilante al incremento o repentino inicio de injusticias como se mide en el orden social. Si no defiendes tus virtudes, o aquellos muy débiles para defender las propias, te has separado de ellas y has perdido una oportunidad de ser una fuerza co-creativa en el mundo de la forma.

Esto no significa necesariamente que debes convertirte en un activista o abocarte a una lista de causas sociales. Esto simplemente requiere que te defiendas de la injusticia. Los niños en particular necesitan de esta protección.

Cuando tenía cerca de siete años, recuerdo vívidamente ir a una tienda con mi padre y mientras caminábamos desde el estacionamiento para entrar, vimos a una madre literalmente golpeando a su hijo en el asiento trasero del auto. Era un sábado movido y había mucha gente en el estacionamiento, pero fue mi padre el que se acercó a la mujer y le pidió que se detuviera. Su voz era firme en su convicción y la mujer inmediatamente se detuvo. Ese fue un acto de valor porque no había un juicio real asociado a ello, era simplemente una injusticia que requería intervención en el momento. Compasión por ambos, la madre y el niño, estaba presente en mi padre y supongo que la madre supo eso.

Este es un ejemplo de cómo las virtudes del corazón rara vez aparecen aisladas, sino, más bien como un ensamble que las teje para dar fuerza y potencia a una situación dada.

4. Compasión:

Muchos maestros han hablado elocuentemente acerca de la compasión como una conciencia profunda del sufrimiento de otro, acompañada del deseo de aliviar ese sufrimiento.

En el contexto de la nueva inteligencia que está tomando lugar en nuestro planeta, la compasión es un deseo activo de asistir a otros a alinearse con los nuevos campos de inteligencia que se están manifestando en el mundo tridimensional, conscientes de que sus deseos y habilidad para alinear está distorsionada por su adoctrinamiento social; no refleja fielmente su inteligencia, inclinaciones espirituales o propósito.

El planeta sobre el que vivimos es una inteligencia en sí mismo. Es tanto físico y tiene estructuras energéticas de muy alta frecuencia como nosotros. Está cambiando de la tercera dimensión a la más elevada 4ta dimensión y ha estado planificando esto antes de que la humanidad haya sido sembrada sobre el planeta. Es parte de un ciclo evolutivo de sistemas planetarios para transmutar las densidades acumuladas de una dimensión antes de pasar a una red dimensional más alta.

La compasión, por consiguiente, se extiende tanto a nuestros semejantes y al planeta en sí mismo con la realización de que somos parte del destino del otro, al menos por un sólo tiempo de vida.

Planeta y persona bailan en la corriente ascendente de la Primera Fuente en un colaborativo proceso de regeneración y renovación. Todos somos parte de las oberturas misteriosas y trascendencia energética que está ocurriendo entre la tierra y el universo, y mientras la tierra transforma sus densidades acumuladas, cada uno de nosotros será desafiado a transformar las propias o volverse aún más sumidos en los miedos y confusión emocional.

Somos privilegiados de ser parte de la estructura planetaria ascendente del espíritu nutriente de la tierra e importancia universal. Ahora hay sobre la tierra una increíble diversidad de seres cósmicos enfundados en instrumentos humanos, pero aclamados desde increíbles sectores del cosmos.

Estamos aquí para presenciar y soportar esta trascendencia de la tierra por encima de las densidades y acarreos de la inteligencia tridimensional y sus artefactos. Estamos aquí para acelerar nuestro crecimiento espiritual en un orden rara vez alcanzado en otro lado del multiuniverso. Este es un regalo de la tierra para aquellos presentes en el planeta en este tiempo y, en pequeña medida, el motivo para nuestra compasión.
5 .Entendimiento:

El mundo de la forma, así como los mundos sin forma, está compuesto de estructuras energéticas detrás de su expresión más densa. En un sentido real, todo en el multiuniverso es energía con una incalculable vida útil basada en la energía.

La energía es transformacional; esto es, que puede alterar o cambiar a otros estados de ser o, en el caso de los humanos, consciencia. La estructura energética humana frecuentemente se describe como el sistema de chakras o cuerpo electromagnético, pero es más que esos componentes. La estructura energética es una forma de luz que, a cambio, es una textura de amor divino.

Es un hecho el que estemos compuestos de amor en el núcleo de nuestra estructura, y es esta frecuencia de amor la base de nuestra consciencia inmortal o alma. Todas las densidades más bajas son sombras de esta luz y operan en el tiempo y el espacio, el que provee una funda de densidad y separación de este núcleo de frecuencia de amor.

Los mundos de tiempo y espacio alteran o diluyen esta conexión que sentimos con el núcleo de la estructura energética del cual estamos todos compuestos.

Aquí yace la paradoja de ser humano: nuestra estructura más profunda es amor divino y nuestra estructura más externa es un medio para la experiencia de la estructura más interna, pero nos hemos insuflados por el vehículo exterior al grado de identificarnos con él más que con su ocupante, nuestro verdadero ser, interior.

Todos sentimos esta disociación con nuestro verdadero ser y una sobre identificación con nuestro vehículo (instrumento humano); quizás hay una pequeña diferencia en grados entre nosotros.

El entendimiento es el aspecto de la inteligencia del corazón que reconoce que esta disociación de la frecuencia de amor es un componente de diseño necesario del diseño mayor que está sucediendo sobre el planeta. En otras palabras, no es que la humanidad haya caído de la gracia o que esté inclinada hacia el pecado en forma irrevocable. Más bien, simplemente hemos aceptado la imagen de la realidad dominante y su dominancia no es por accidente sino por diseño de la Primera Fuente. Hay una frase bien conocida dentro de Lyricus que bruscamente traducida dice: “La elegancia del tiempo es que revela las estructuras de espacio que han sellado el amor de sí mismo”.

Las estructuras del espacio, en este caso, se refiere al instrumento humano. Sólo el tiempo puede romper las rígidas barreras o membranas sutiles que impiden o disminuyen a las frecuencias de amor de ejercer su sabiduría en las conductas del individuo.

Si el tiempo es la variable de importancia, es dable razonar que cada uno está en su camino a esta realización, es simplemente una cuestión de tiempo antes de que pueda ser alcanzado.

Así, el tiempo es el diferencial que nos separa. En un sentido, estamos todos cambiados en el tiempo el uno del otro. Nadie opera en exactamente el mismo tiempo relativo a abrir su frecuencia de amor del mundo de la forma.

Darse cuenta de esto te ayuda a entender la relación de unidad con realidad, y en este darse cuenta eres capaz de acelerar el tiempo para ti mismo y aquellos a quienes toca tu vida. Es el verdadero propósito y noble definición del viaje por el tiempo.
6. Perdón:

El perdón opera bajo la premisa de que cada uno de nosotros está haciendo lo mejor que puede bajo las circunstancias de nuestra experiencia de vida y el grado en que nuestra frecuencia de amor satura nuestro instrumento humano. Cuando una persona opera desde las virtudes del corazón y de las ricas texturas de sus auténticas frecuencias, el perdón es un estado natural de aceptación.

Cuando una injusticia percibida entra a nuestra experiencia, sin importar cuán significante o si nos percibimos a nosotros mismos como la causa o el efecto, podemos inicialmente reaccionar con las filosas emociones de enojo o víctima, pero este desorden y distorsión emocional puede ser rápidamente transformado experimentando entendimiento ->> compasión ->> perdón ->> apreciación.

Esta es la ecuación que transforma la tenebrosa turbulencia de víctima o co-reacción en un crisol de luz, dejando atrás sólo la más pura frecuencia de amor despojada de todo propósito.

El perdón es la expresión visible del entendimiento y compasión sin los pesados sentimientos de dualidad (bueno o malo) que típicamente introduce la presencia del juicio.

Es una expresión neutral sin diseño ni propósito otro que aliviarse uno de las garras del tiempo, que es similar a las arenas movedizas energéticas, enrollándote energéticamente a un estado emocional basado en el tiempo.



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LAS DIMENSIONES









Las dimensiones son los diferentes estados de la existencia que experimentamos durante el camino hacia el Ser Único. Es decir son los pasos evolutivos que el Ser decidió experimentar para regresar a la fuente divina. Todos los niveles dimensionales se encuentran en el aquí y el ahora, la diferencia es la longitud de su onda o frecuencia. Las dimensiones son frecuencias dentro de la cual vibramos, también podríamos decir que son niveles de conciencia, son algo parecido a las bandas de radio con sus frecuencias y estaciones.

Existen siete dimensiones perceptuales que se corresponden a la octava dimensional donde se encuentra la Tierra en estos momentos. Igualmente existen otras dimensiones que se corresponden a otras octavas vibratorias que se encuentran actualmente fuera de nuestra comprensión humana. Cada dimensión está regida por un conjunto de leyes y principios específicos para funcionar en sintonía con la frecuencia de esa dimensión.

Cambiar de dimensión significa expandir nuestra conciencia, es famosa la historia del personaje animado que vivía en un papel y cuyo mundo era totalmente bidimensional o plano, así su cerebro había aprendido que así era su realidad formada por puntos y líneas sobre un inmenso plano blanco. Era Inconcebible para el pensar en objetos con volumen o tridimensionales. Así es para nosotros un imposible desde nuestras creencias, pensar el realidades que no sean la conocida, ya que nuestro cerebro está entrenado a percibir de una manera determinada. Entonces, cambiar de dimensión es expandir nuestra forma de percibir la realidad, de ver las cosas.

Ahora nos encontramos pasando a una realidad más energética, que se parece más al mundo de los sueños y la imaginación.

La primera dimensión

Es la encargada de convertir a la energía en materia, es la frecuencia básica de los átomos y las moléculas, por lo tanto es la dimensión del microcosmos, es la frecuencia vibratoria de activación del ADN . Se puede decir que maneja un nivel de consciencia elemental referido al cumplimiento de funciones, o sea una consciencia puntual, sabe cómo dirigirse de un punto a otro. Los minerales y el agua vibran en esta frecuencia, los minerales son el aspecto cristalino de la misma, el agua el aspecto liquido de la misma. Se encuentra en los fluidos y las corrientes eléctricas del cuerpo humano, activa el código genético e impulsa energéticamente el sistema celular. Si tomáramos como metáfora al ser humano para describir las dimensiones, podríamos decir que la primera dimensión la experimentamos en la etapa pre fetal, donde somos un conjunto de potencialidades con un programa de división celular y mantenimiento de funciones. Todas las dimensiones funcionan a todas las escalas y las de esta octava son las mismas en todo el universo.

La Segunda dimensión

Es la frecuencia donde existen la mayoría de los animales y las plantas. Es también física e impulsa la identidad biológica. Es la vibración que mantiene la unión entre las especies, lo que se ha llamado el inconsciente colectivo de las especies, es decir es la forma como se reconocen los animales de una misma especie para cumplir con sus funciones reproductoras. No posee diferenciación individual, ni auto reconocimiento. En este nivel de conciencia no hay referencia temporal espacial. La conciencia es lineal o bidimensional. A nivel geométrico se corresponde con las formas planas como el círculo, el cuadrado etc. Es la responsable de la variedad biológica y de todas las energías que se encargan de propiciarla como las fuerzas elementales de la naturaleza. Podemos tomar como ejemplo las bandadas de pájaros que actúan coordinadamente como un todo, o los cardúmenes de sardinas, ambos han sido objeto de estudio y se ha comprobado que actúan como un cuerpo consiente donde cada uno de los miembros mantiene una distancia matemática entre ellos y que solamente rompen la formación cuando son atacados. Siguiendo la metáfora del ser humano, la segunda dimensión se podría compara con la etapa fetal, flotamos siendo uno con el entorno, en un estado no egóico, sin referencia temporal/espacial.

La Tercera dimensión

Es donde existimos los seres humanos, también es física y el tipo de conciencia de esta vibración es volumétrica o tridimensional, a nivel geométrico se perciben formas como el cubo y la esfera y los sólidos platónicos. Hay una percepción lineal del tiempo y el espacio, con la capacidad de recordar el pasado y proyectar el futuro estando en el presente. Se basa en la polaridad y la ilusión de separación, en el desarrollo de la identidad individual y la pérdida del sentido grupal. Esta es la frecuencia donde nos hacemos conscientes de nosotros mismos, desarrollamos el ego y creemos que estamos separados del todo. Es en esta dimensión donde nos percibimos más separados del todo que en ninguna otra, por lo tanto es aquí donde al Ser Único se le presentan más retos de integración y crecimiento. En el ser humano comienza a partir del segundo año de vida, cuando el niño empieza a diferenciarse del entorno como individuo, a expresar sus deseos, a formar su ego. Es una etapa de aprendizaje muy importante, donde comienza la fragmentación. En tercera dimensión experimentamos un proceso de división del Ser que produce lo que llamamos personalidad. Es parte del trabajo de evolución el recoger y juntar todas las partes.

La Cuarta dimensión

Es la frecuencia donde regresamos a la conciencia de integración grupal, sin pérdida de la individualidad. Esta frecuencia ha sido llamada zona arquetipal o inconsciente colectivo, es el lugar donde residen los sentimientos, las emociones y los sueños. En esta dimensión percibimos el tiempo en oleadas cíclicas o en forma de espiral. Existe en un campo cuántico donde se presentan simultáneamente todas las alternativas y posibilidades. Es la frecuencia de la sincronicidad, la empatía y la telepatía. Es la última dimensión donde experimentamos con el cuerpo físico como vehículo de aprendizaje. En esta frecuencia percibimos la multidimensionalidad y nos damos cuenta de nuestra responsabilidad, al hacemos consciente que cada una de nuestras acciones afecta el todo.

En estos momentos nos encontramos despertando a la conciencia de cuarta dimensión y la sentimos sobrepuesta sobre la tercera, por eso a nivel humano estamos pasando por la necesidad de compartir con grupos, revisar nuestras relaciones, buscar sanación y crecimiento con terapias. También es la causa del desmoronamiento de estructuras físicas, económicas y políticas por mucho tiempo establecidas, que ya no se corresponden con esta nueva vibración. Y cada vez vamos a ver más cambios a todos los niveles de aquello que no se corresponda con la nueva energía.

El cambio dimensional es a todas las escalas, no solo lo estamos experimentando los seres humanos sino también la Madre Tierra y a una escala mayor toda la galaxia. El cambio dimensional no sucede de un día para otro sino por capas paulatinas de conciencia. Una vez que estemos alertas en la cuarta dimensión se abrirán suavemente las puertas a quinta y sexta. Aceptar la conciencia de cuarta dimensión es lo que se ha llamado el salto cuántico y es el paso más difícil del cambio dimensional ya que este implica un profundo cambio de creencias. La cuarta dimensión es el portal hacia la conciencia Crística. La conciencia Crística es aquella conciencia colectiva que se reconoce a sí misma como Unidad.

La quinta dimensión

Es la frecuencia de la sabiduría y es totalmente pura energía. Es donde se encuentran los Maestros Ascendidos y los espíritus guías. En quinta experimentamos el fundirnos con el grupo de almas al cual pertenecemos vibracionalmente y al Ser superior o Multidimensional. Es la dimensión donde recordamos quiénes somos y despertando nuestra sabiduría interna. Es en esta dimensión donde se experimenta la conciencia grupal que forma un solo Ser de mayores dimensiones. Es una frecuencia energética, no física. El tiempo es un continuo, solo existe el ahora eterno. Muchos de los seres que están en esa dimensión al contactarse con su sabiduría, escogen ser los guías espirituales de los que estamos en la dimensión física, como parte de su servicio en el proceso de evolución. Muchos de los seres canalizados hoy en día que se presentan como una conciencia de grupo están en quinta dimensión, así mismo cuando hacemos contacto con nuestro Yo Superior estamos viviendo una experiencia de quinta. Como es una dimensión de luz percibimos holográficamente y en formas lumínicas de una gran intensidad, muchas veces geométricas.

La diferencia entre quinta y sexta así como entre sexta y séptima no es tan evidente como la de cuarta y tercera, a partir de quinta las dimensiones se encuentran solapadas o fundidas y sus fronteras son difusas, esto es debido a que estamos hablando de energía y no de materia.

La sexta dimensión

Es la frecuencia que se ha llamado Crística o Búdica, porque es allí donde se llega el estado de remembranza total, donde se toma responsabilidad por el todo y se es el todo. Es un estado de conciencia compasiva, la famosa iluminación. Es el regreso a casa, al Ser Único. En sexta el proceso de evolución del Ser y el Todo se experimentan como Uno, es el lugar de la conciencia ilimitada y unificada. Esta frecuencia se manifiesta como individual y colectiva simultáneamente. La sexta dimensión es la creadora de las matrices morfogénicas que se manifiestan en otras dimensiones como tercera, segunda y primera. Estas matrices son las formas geométricas y las redes que llamamos geometría sagrada, son los patrones geométricos de luz creadores de vida y responsables de su materialización.

La séptima dimensión

Es la frecuencia de la integración total, ya no quedan partes dispersas, la conciencia se experimenta multidimensionalmente, es decir se tiene conocimiento de las partes que alguna vez estuvieron desmembradas en el pasado con una nueva perspectiva de integración. Allí se encuentran los seres que están y son puro amor. Es una dimensión energética donde no existe la forma. Es la dimensión del reino angélico y las conciencias de luz pura.


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